Una chica. Un chico. Diferentes paises. Ella es terca. Él es adorable. Miles de secretos y un solo problema. Ella tiene miedo al amor. Él quiere enamorarla.

lunes, 11 de febrero de 2013

Capitulo 3.





Allí estaba ella, recargada sobre el capó de su coche nuevo. Me acerqué para saludarla.
-¿Qué dices? ¿Te gusta? Regalo de cumpleaños.
Hizo un gesto para que admirara su nuevo Porche rojo. Era increíble como sus padres, sabiendo los jaleos que armaba y el que pasaba de todo, le regalaran este enorme coche. Apuesto lo que sea que a mi mi madre ni un tractor me compraría.
-Es increíble Mey.
-Lo sé, amo a mis padres.
Rodé los ojos ante su “declaración” y empecé a caminar hacia la entrada del Discomovil. Las luces de colores bailaban por todos lados y la música se podía escuchar a kilómetros de allí. Este sitio sí que era increíble. Aquí podías ser tu misma sin que nadie te dijera nada al respecto. Quizás por eso amaba tanto el bailar. Más que nada, me crié aquí toda mi adolescencia, y aquí sigo aún. No cambiaba este lugar por nada en este mundo. Por fuera podía ser un antro, y por dentro quizás también, pero era la mejor cosa que existia en este mundo. Me acerqué a la barra mientras veía a la gente bailar. No tenían ni idea de ello. Solté un risita.
-¿Otra vez riéndote de cómo baila la gente?
-Son patéticos, Mey.
Un joven camarero nos atendió. Yo pedí un refresco, al igual que Mey. No hacía falta beber para pasarlo bien, aunque la gente diga lo contrario y aquí todos, o casi todos, no parecen entender ese concepto. Miré a mi alrededor. La gente seguía bailando y era de chiste. Parecía que estuvieran escurriéndose en el hielo. Giré hacia mi derecha. No encontraba rastró de mi amiga. Giré hacia el otro lado y vi a Mey hablando con un chico. No podía diferenciarlo muy bien ya que las luces que había eran de colores y no paraban de moverse en todos los sentidos. Se giró y me sonrió para después irse dentro de la pista con aquel chico hasta perderla de vista.
-¿No bailas?
Giré a mi derecha para encontrarme con unos ojos azules y una sonrisa matadora. Me extrañó el que no estuviera acompañado. Solía estarlo casi siempre.
-¿Y tu sin una amiguita a tu lado, Simpson?
-Que chistosa canija. Vamos.
Cogió mi brazo para que saliera a bailar con él, a lo que accedí. Cody era mi mejor amigo. En realidad tenemos varios piques entre nosotros, pero sé que puedo contar con él, igual que él en mi.
El resto de noche pasó rápida, entre baile, charlas, presentaciones y el encontrar a Mey, que fue la tarea más difícil. Llegué a casa como a las 3 a.m. Mi madre estaría durmiendo y mi hermano no dormía aquí. Me quité los zapatos para subir poco a poco las escaleras, llegar a mi habitación y tirarme encima de la cama. No me costó mucho dormirme. Estaba cansada y, a pesar de la fiesta de esta noche, las preguntas y Greyson seguían en mi cabeza.

domingo, 3 de febrero de 2013

Capitulo 2.





Viernes por fin. Noche de fiesta. Sábado de desmadre. Domingo de relajación. De nuevo me despertó el idiota de mi hermano y, como siempre, hice mi rutina. Hoy Ele no iba a venir al instituto ya que su madre había cogido el día de fiesta y quería pasarlo con ella en no sé donde. Vi como subía el chico nuevo al bus una parada después de la mía, pero esta vez no se sentó conmigo, sino con Jordan, otro chico más de la pandilla de Austin. No estaban muy atrás mío, así que podía escuchar sus risas, todas dirigidas hacia los “nerds”.  No era de extrañar, siempre lo hacían.
Las clases pasaron rápidas. Más de un profesor no había venido hoy así que más que dar clase, la pasamos en el recreo. Ví al subir que el tal Greyson se había sentado otra vez en mi sitio. ¿Qué pretendía este niño?
-Quítate
Me acerqué a él a la vez que se lo repetía más de una vez. Él solo sonreía.
-¿Por qué?
-Es MI sitio
Remarqué la palabra mi. Odiaba que la gente me cuestionara cuando sabían de sobras la respuesta. Este solo se limitó a reir, reir mucho.
-¿De qué te ries?
-De nada
Se levantó para irse un par de asientos atrás mío, de nuevo se sentó con la panda de idiotas del final.
Llegué a casa y no había nadie. Mi hermano tenía un cumpleaños y creo que se quedaría a dormir. Mi madre trabajaba de noche, por eso nunca la veía. Y mi padre, bueno, mi padre estará por algún lugar de la tierra disfrutando de su “soltería”. Ojala se pudra. Como dije antes, hoy era viernes de fiesta, así que subí a mi habitación. Tiré la mochila encima de la cama y me metí a la ducha. Desde el autobús tenía una duda. Bueno, no exactamente desde el autobús, si no desde que el nuevo apareció. ¿Qué pretendía? A ver, nadie quiere hablar conmigo más que Ele, Sofía y Mey, a menos de que estemos en el pub, que entonces es todo diferente. Salí de la ducha aún con la duda. Creo que me durará hasta que se lo pregunte a él mismo. Abrí mi armario en el mismo momento en que mi móvil empezó a sonar.
-¿Alo?
-¡____! Soy Mey
-¡Mey!, ¿qué necesitas?
Mey es una vieja amiga, tiene un año más que yo. Rubia de ojos café, es preciosa. Me alegra mucho hablar con ella, siempre me anima y me ayuda en todo. Pero el problema está en que no nos podemos ver entre semana, por eso es como mi “compañera de fiesta”.
-Quedar y salir. Despejarme.
Reí por su comentario, según ella, siempre estaba estresada.
-Pues hoy es viernes así que ponte guapa y a las 8 en el Discomovil.
-Perfecto. Chau
-Chau
Dejé el móvil encima de la mesilla para dirigirme de nuevo al armario. Ahora la que necesitaba ayuda era yo. ¿Qué me podía poner? Empecé a sacar conjuntos del armario hasta que opte por una falda de flores y una camisa rosa lisa {http://www.polyvore.com/cgi/set?id=69595343} Quizás era un poco joven para vestir así, pero lo amaba. Eran las 7:30. Cogí el bolso, el móvil, algo de dinero y salí de casa.