Cerré los
ojos con fuerza pero no sentí nada golpearme, es más, algo acogedor me sostenía
sin que llegara a tocar el suelo. Abrí un ojo para luego abrir rápidamente el
otro.
-Greyson,
mierda.
-¿Greyson
mierda? De nada por no dejarte caer.
-Eh, si
esto… gracias.
No me
gustaba dar las gracias, es como si ahora le debiera algo a él. Sé que es una
chorrada pero yo lo siento así. Cuando le das las gracias a alguien es porque
ha hecho algo que te ha beneficiado y tienes que devolverle el favor. Y ahora,
me tocaba a mi devolverle un favor a Greyson.
-¿Qué libro
querías?
Le señalé el
libro de tapa verde, era bastante llamativo. Greyson me dejó en el suelo para
subir y cogerme el libro sin ninguna dificultad. Genial, había quedado como una
completa idiota.
-Eres un
tanto torpe.
-Solo ha
sido un resbalón, eso no quiere decir que sea torpe.
Le arranqué
literalmente el libro de las manos y me senté en una mesa a esperar a Alicia.
Aún faltaba media hora para que llegara.
-Venga no te
enfades.
Abrí el
libro para empezar a leerlo, no tenía ganas de hablar después de haber echo el
ridículo delante de él. “¡Espera! ¿Ahora te importa lo que piense la gente de
ti?” Aquí estaba mi querida voz interior. Esta voz levantaba bastante mi
autoestima haciéndome saber que lo único que importaba era lo que pensaba yo de
mi misma, aunque algunas veces no funcionaba. “No pero..” “¿Entonces? ¡Venga
idiota, enfréntate!” Y aquí una de las veces donde, posiblemente, no funcionaria.
Por alguna extraña razón, me importaba lo que pensaba Greyson.
-No me
enfado.
-¿Segura?
Se sentó en
una silla al lado mío. Levanté la mirada y pude ver más de cerca esos ojos
marrones, esa sonrisa perfecta, esas pequitas… “¡Mierda, no ___!”
-Segura.
-Genial,
entonces, me voy.
Me mordí el
labio cuando noté sus labios dar un cálido beso en mi mejilla. Era tan
precioso. “¿Que haces? ¡Deja de pensar en esas mierdas! ¡Y deja de sobarle con
la mirada!”“¿Qué mierdas? Y no le sobo con la mirada”“Por dios…” Mi voz
interior tenía razón, tenía que dejar de pensar en esas mierdas. Me tenía que
obligar a dejar de pensar en ello y solos se puede de una forma. Y aquí viene
lo complicado. “Tienes que huir de él”