Una chica. Un chico. Diferentes paises. Ella es terca. Él es adorable. Miles de secretos y un solo problema. Ella tiene miedo al amor. Él quiere enamorarla.

martes, 19 de marzo de 2013

Capitulo 7.






Cerré los ojos con fuerza pero no sentí nada golpearme, es más, algo acogedor me sostenía sin que llegara a tocar el suelo. Abrí un ojo para luego abrir rápidamente el otro.
-Greyson, mierda.
-¿Greyson mierda? De nada por no dejarte caer.
-Eh, si esto… gracias.
No me gustaba dar las gracias, es como si ahora le debiera algo a él. Sé que es una chorrada pero yo lo siento así. Cuando le das las gracias a alguien es porque ha hecho algo que te ha beneficiado y tienes que devolverle el favor. Y ahora, me tocaba a mi devolverle un favor a Greyson.
-¿Qué libro querías?
Le señalé el libro de tapa verde, era bastante llamativo. Greyson me dejó en el suelo para subir y cogerme el libro sin ninguna dificultad. Genial, había quedado como una completa idiota.
-Eres un tanto torpe.
-Solo ha sido un resbalón, eso no quiere decir que sea torpe.
Le arranqué literalmente el libro de las manos y me senté en una mesa a esperar a Alicia. Aún faltaba media hora para que llegara.
-Venga no te enfades.
Abrí el libro para empezar a leerlo, no tenía ganas de hablar después de haber echo el ridículo delante de él. “¡Espera! ¿Ahora te importa lo que piense la gente de ti?” Aquí estaba mi querida voz interior. Esta voz levantaba bastante mi autoestima haciéndome saber que lo único que importaba era lo que pensaba yo de mi misma, aunque algunas veces no funcionaba. “No pero..” “¿Entonces? ¡Venga idiota, enfréntate!” Y aquí una de las veces donde, posiblemente, no funcionaria. Por alguna extraña razón, me importaba lo que pensaba Greyson.
-No me enfado.
-¿Segura?
Se sentó en una silla al lado mío. Levanté la mirada y pude ver más de cerca esos ojos marrones, esa sonrisa perfecta, esas pequitas… “¡Mierda, no ___!”
-Segura.
-Genial, entonces, me voy.
Me mordí el labio cuando noté sus labios dar un cálido beso en mi mejilla. Era tan precioso. “¿Que haces? ¡Deja de pensar en esas mierdas! ¡Y deja de sobarle con la mirada!”“¿Qué mierdas? Y no le sobo con la mirada”“Por dios…” Mi voz interior tenía razón, tenía que dejar de pensar en esas mierdas. Me tenía que obligar a dejar de pensar en ello y solos se puede de una forma. Y aquí viene lo complicado. “Tienes que huir de él”

jueves, 14 de marzo de 2013

Capitulo 6.




Ya habían pasado dos semanas desde que hablé con él y, desde entonces, le he dejado que me conociera, tal y como él quería. Mi rutina seguía siendo la misma. Días tranquilos de estudios, los viernes y sábados quedaba con Mey y los domingos acababa los deberes echa polvo. Luego llegaba el horroroso lunes, de nuevo una mierda semana se adentraba. Preparé mis cosas y bajé para montarme en el bus justo a tiempo. Divisé a Greyson un par de asientos más atrás que yo sonriéndome, a lo que yo le correspondí con otra. Quizás si que me había pasado un poco todo este tiempo al ser tan borde con él.
-Uh, ¿y esas sonrisas?
Desde que Ele se enteró de que ya me soportaba con Greyson no ha hecho otra cosa que molestarme con eso. Parece que no le cabe nada más en la cabeza.
-¿Y ese grano?
-¿¡Que grano!?
Me eché a reir al ver como ella tapaba su cara. Algo malo de ella, quiere ser perfecta de la cabeza a los pies, a pesar de que es preciosa, aunque piense lo contrario. Las clases de la mañana pasaron rápidamente y ya era la hora del recreo. Fui hasta el comedor y me senté en una mesa algo alejada del resto. Saqué mi cuaderno de apuntes a lo que notaba que dejaban unos libros al lado mio.
-Ya tardabas Ele.
Levanté la cabeza para ver que no era Ele. Me quedé mirándola un buen rato. Era extraño que se sentara aquí, conmigo. Muy extraño.
-Necesito tu ayuda, ____.
-¿Para qué?
-Tú eres muy buena en matemáticas y yo doy pena.
-¿Y qué quieres que haga, Alicia? ¿Que te de unas clases?
-Si, por favor. Las necesito.
Me dio pena decirle que no, así que accedí. No es que ella me cayera mal ni nada pero tampoco me gustaba del todo. La vuelta a clases se hizo eterna. Esta vez parecía que el tiempo se había parado o el timbre se había quedado sin batería como para sonar. Llegué a casa rápidamente. Había quedado con Alicia a las 6:30 en la biblioteca y antes quería ir a coger un libro allí. Otra cosa más de mi, soy una nerd de los libros. Rápidamente me quité el estúpido uniforme y me puse mi amada ropa {http://www.polyvore.com/cgi/set?id=71487582}. De verdad que para mi llevar el uniforme era una tortura, antes prefería hacer equilibrios en una cuerda a 10 metros de altura. Metí todo lo necesario en la mochila y salí hacia la biblioteca pasando por un pequeño parque. Lo reconocí enseguida, siempre iba allí cuando era pequeña. Era maravilloso para mi estar allí. En cuanto llegué me adentré entre las altas estanterías buscando mi libro. Lo encontré en lo alto de una de ellas.
-Mierda
Cogí la escalera para poder alcanzar el libro. A mitad de escalera apoyé mal y caí hacia atrás, extrañamente, sin llegar a tocar el suelo.

domingo, 10 de marzo de 2013

Capitulo 5.





De nuevo lunes, odioso lunes. El domingo había pasado el día durmiendo y terminando los deberes para hoy, y no es que fueran pocos. Hice mi rutina diaria. Cuando me quise dar cuenta ya estaba sonando el clacson del bus. Preparé mi mochila corriendo y bajé, pero ya no estaba. Mierda, debía ir andando y quedaba a una media hora. Empecé mi camino. El tiempo hoy era nublado y se notaba que en poco tiempo empezaría a llover, que por desgracia fue a mitad de camino. Me refugié debajo del toldo de una cafetería. Llegaría bastante tarde pero tampoco tenía intención de llegar como si me hubieran tirado a una piscina.
-Buenos días, ___.
Alguien susurró en mi oído. Me giré para quedarme frente a esos ojos marrones que tanto me gustaban pero a la vez odiaba de ver.
-¿Qué quieres? Mas bien, ¿qué haces aquí?
-Desayunar.
-Deberías estar en clase.
-Tú igual.
Sonrió. Yo solté un bufido, me tapé un poco con mi chaqueta y comencé a caminar rápido. La tormenta no había menguado nada así que llegaría empapada a clase. Noté como algo me tapaba e impedía que me siguiera mojando. Miré encima de mí y ví un paraguas.
-¿Qué quieres Greyson?
-Los dos tenemos que ir a clase, y yo llevo paraguas. ¿O prefieres mojarte?
Simplemente no contesté. Caminamos hasta el instituto con el sonido de la lluvia y el tarareo de la voz de Greyson. Era lindo. Habían pasado 45 minutos desde que habían empezado las clases, así que teníamos que esperar hasta la siguiente clase para entrar. Fuimos hasta la cafetería y nos sentamos. Cogí mis cascos y me los puse, alejándome del mundo con el sonido de la música.
-¿Por qué me odias tanto?
Me arranqué un casco y lo miré. Ni yo misma sabía el porqué.
-No lo sé, es de naturaleza. Odio a todo, o casi todo el mundo, no puedo no hacerlo.
-Así no conseguirás hacer amigos.
Me eché a reir. ¿Quién quería amigos? Yo iba perfecta con los poco que tenía, eran los mejores a pesar de que fueran pocos. Sonó el timbre que indicaba el final de las clases y el comienzo de otras. Me levanté y comencé a caminar por el pasillo hasta que alguien cogió mi muñeca para hacerme girar quedando frente a él. Greyson.
-¿Qué ocurre ahora?
-No seas así. Déjame conocerte, por favor.
Su voz había sonado como una súplica y su cara demostraba que de verdad quería hacerlo. Lo miré y por primera vez desde que lo conocí le sonreí para luego asentir y marcharme. Le dejaría conocerme, como él bien ha dicho, nada más. 






{Quiero dedicar este capítulo a Olaya por su cumpleaños que espero que se lo pase genial y agradecerle muchisimo por leerle esta novela. ¡Muchisimas felicidades cielo!‹з}

martes, 5 de marzo de 2013

Capitulo 4.





-¡DESPIERTA! ¡VENGA VAMOS!
Me sobresalté al notara mi hermano saltando encima de mi cama gritando que me levantara. Era sábado por la mañana, ¿qué hacia este crio levantado a las 10? ¿Y por qué me despertaba a mi?
-Largo enano.
Tiré de la sábana para que saliera de mi cama, pero acabó cayendo encima de mí. Se empezó a reir y, aunque yo intentaba mantenerme seria, acabé riéndome junto a él. Lo odiaba, si, pero, al fin y al cavo, era mi hermano pequeño. Pasamos un tiempo riéndonos hasta que Joel se fue y me dijo que tenía que estar en media hora abajo. Me metí al baño para ducharme. Me dolía la cabeza del barullo de ayer por la noche en el Discomovil, pero fue genial. Saqué del armario lo primero que encontré {http://www.polyvore.com/cgi/set?id=69325389} y bajé corriendo las escaleras. Agarré un bollo de la cocina y me senté en el sofá del salón esperando que bajara mi madre mi hermano. Me mandaban levantar tan temprano para luego tardar más ellos. Escuché a mi madre bajando con mi hermano detrás murmurando no se qué cosas.
-¡Calla ya Joel!
-No sabe. ¿A dónde vamos mamá?
-Tenemos cena en casa de la abuela.
-¿¡Qué!?
Ahora ya sabía que tanto murmuraba mi hermano. ¡No podíamos ir a casa de esa mujer! ¡No, no, no! Era una resentida, no sabía hacer nada más que gritar y quejarse. Por todo. Y aún más por la ropa que llevabas. A Joel no le decía tanto, era un chico, normal que llevara deportivas y sudaderas anchas.
-¡No podemos ir mamá!
Iba gritándole mientras ella se metía en el coche y lo arrancaba. Mi hermano ya estaba dentro de él, solo faltaba yo.
-Tenemos que ir, lo siento.
Solté un bufido y subí en la parte trasera. La casa de la abuela quedaba a media hora de aquí, así que tenia media hora para tranquilizarme y pensar en las cosas indebidas que no debía hacer o decir delante de aquella mujer. Ella era como la típica bruja de todos los cuentos. Guapa y amable por fuera y una bestia por dentro.
Llegamos. Ya estaba harta de tener que venir tantas veces a verla. Bueno, solo veníamos una vez al mes, pero lo odiaba. Entramos a la enorme mansión. Nosotros viviendo en una pequeña casa que ya nos costaba bastante mantenerla y esto parecía más el palacio de una reina.
-¡Hija mia! ¡Niños! ¡Que alegría!
Me giré hacia esa voz. Una mujer de unos 60 años aparecía por detrás de la puerta de la gran cocina. Llevaba el pelo rubio recogido en un moño alto, unas pequeñas gafas negras y un vestido gris, casi blanco, algo más arriba de las rodillas.
-Aquí estamos de nuevo
Susurró mi hermano, a lo que yo reí.
-¿Cómo esta mi chico preferido?
Vi como Joel abría los ojos como platos al escuchar la palabra “preferido”. De nuevo comencé a reirme.
-¿Y la preciosidad de nieta que tengo?
-Creo que..
-¡Esta perfectamente mama!
Mi madre no me dejó responder. Hacía bien, no iba a ser muy buena la contestación que le diera.
Pasamos el día allí, mas o menos. Joel se pasó la mañana jugando con la Nintendo y la tardé salió a jugar al futbol con unos chabales de por allí. Yo me pasé todo el día enganchada al móvil. Tener internet era lo mejor que podía existir. Llegamos a casa a la 8:30 de la noche. Perfecto, había tirado a la basura un valioso sábado solo por estar con mi “querida” abuela. Me dediqué a pasar el rato en el ordenador hasta que me cansé y me fui a dormir. Quizás podría recuperar unas horas de sueño de ayer.