Escuché unos fuertes golpes en la puerta de mi habitación y
a alguien detrás de esta gritando que le abriera. Salí a paso lento de mi cama,
colocándome mis zapatillas azules al mismo tiempo que iba hacia la puerta.
-¡____! Date prisa – Dani entró desesperada a mi habitación
- ¡Te has vuelto a dormir!
-¿Qué día es hoy? – me tiré de nuevo en la cama notando que
ella se sentaba a mi lado.
- 23 de febrero
Me levanté de golpe y empecé a organizarme. Hoy empezaban
las pruebas de aptitud. Si conseguía pasarlas tendría una beca para el año que
viene, al igual que paso para este año. Si estoy aquí es por la beca que
conseguí.
- Que rápido te has espabilado – se rió mi amiga
- Estaba perdida, no sabía que día era hoy – entré al baño
rápidamente para asearme y vestirme – Me voy a tener que poner más al dia en
todo lo que es el calendario.
- Siempre te pasa lo mismo ___, vas a tu bola por el mundo.
Escuché a mi amiga caminar de un lado al otro por la
habitación. Ella no tenía que hacer estas pruebas ya que podía pagar el estar
aquí sin ningún problema. Todo lo contrario a mi. No tarde mucho en arreglarme
y preparar la mochila de clases. Aquí nos formaban para ser bailarines, músicos
o cantantes, pero, al igual que todos los adolescentes de 18 años, teníamos que
dar clases. Llegamos rápidamente al comedor y, como siempre, allí estaban Anna,
Mar y Ash en la mesa de siempre. Faltaba Jordi, supongo que él también se había
dormido. Anna, Mar, Dani y yo nos habíamos echo unas amigas inseparables,
mientras que Ash y Jordi ya eran grandes amigos de antes. Todos nos conocimos
aquí. Y, para dejar todo fuera de dudas, Ash es un mote que le pusieron, su
nombre es Edmund. Alguna vez me ha contado la historia del porque de ese mote,
pero nunca acabo de enterarme, es bastante extraño. Dani y yo cogimos la
bandeja con el desayuno, el cual consistía de un par de piezas de fruta o un
zumo y un tazo de leche con cereales o galletas.
- Buenos días chicos – les saludamos sentándonos en la mesa.
- Buenos días – contestaron todos al unisono.
- Hoy empiezas las pruebas, ¿no ___?
- Así es Ash – le respondí a mi amigo – Espero que me salga
tan bien como el año pasado.
- Seguro que si, eres increíble – me apoyó Anna
Nos pasamos la media hora del desayuno hablando de las
pruebas. Anna y Mar también las tenían que hacer, pero ellas para cantantes.
Las dos tenían una voz espectacular, ponía los pelos de punta a cualquiera.
Sonó el timbre que indicaba que empezaban las clases. Agarré mi mochila y me fui
junto a Mar y Ash a clase de historia.
- ¿Y Jordi? – le pregunte a Ash
- Esta malo – dijo encogiéndose de hombros – Ayer tomo algo
en mal estado y hoy está que casi ni puede levantarse de la cama.
Llegamos justo a tiempo a clase. El profesor ya había
llegado unos segundos antes que nosotros, pero no nos lo tomo en cuenta. Me
senté atrás del todo junto a Mar mientras que Ash se sentó un par de asientos
mas adelante con otro de sus amigos. Me pude percatar de una silueta nueva en
la parte delantera de la clase. Era un chico. Tenía el pelo marrón muy corto.
No llevaba el uniforme del colegio, eso era lo más extraño. Debía de ser
alguien importante, nunca dejan entrar a nuevos estudiantes en mitad de curso.
Aparté mi vista de él y me concentré en la clase.
- ¿Lo has visto? – me preguntó Mar en un susurro – Dicen que
es guapísimo.
- Mar, acabas de terminar con Saul – le dije con una sonrisa
de medio lado
- Pero – se quedó callada durante un momento mirando al
chico nuevo – Tengo que pasar de página, ¿no?
Me reí levemente. Mar era rubia de ojos verdosos con un
cuerpo increíble, a demás de que era bastante alta. Miles de miradas se posaban
el ella al día, y ella las aceptaba placidamente. No tenía ningún
problema en lo que respectaba conseguir un novio o simplemente algún que otro
rollo, y, si de verdad iba a por el chico nuevo, lo conseguiría.
- ¿Esta todo claro? – todos asentimos en respuesta a la
pregunta del profesor – Entonces mañana me traen hechos los ejercicios de la
página 216 y vayan preparando el proyecto de la 218. Pueden salir.
Todos salieron rápidamente de la clase para ir a la
siguiente. Yo me quedé hasta que todos salieran. Todos, o casi todos. “Tienes
que hablar con él” Suspiré y me levanté, acercándome a él y su grupo. Tenía que
hacerlo.