Una chica. Un chico. Diferentes paises. Ella es terca. Él es adorable. Miles de secretos y un solo problema. Ella tiene miedo al amor. Él quiere enamorarla.

viernes, 30 de agosto de 2013

Capitulo 8.




- Ya estas soltándolo todo
Me crucé de brazos enfrente suyo mientras esperaba una explicación de su parte, pero solo obtuve una carcajada.
- ¿Soltarte el qué?
- ¿Por qué me vigilas?
Leo enarcó una ceja.
- Porque quiero.
Le miré aun más enfadada y confusa. ¿Esto que era, una broma? Ni forma, esto no era porque el quisiera, tenía que haber alguna otra razón.
- Vuelvo a preguntártelo, ¿por qué me vigilas?
- Ya te lo he dicho - se encogió de hombros mientras yo seguía intentando matarlo con la mirada - Bueno, por eso, y porque soy un mandado.
Terminó de decirlo rápidamente e intentó irse por mi lateral, pero reaccioné antes de que pudiera hacer nada y me coloqué delante suyo impidiéndole el paso.
- ¿Un mandado de quien?
- Pues un mandado de una persona – me dio un leve toqué en la barbilla mientras se acercaba a mi – Alguien que no quiere que hagas cosas que no debes hacer, que no quiere que te juntes con personas con las que no debes. Que te quiere proteger.
Salió de la habitación sin ninguna dificultad ya que yo estaba completamente en sock. ¿Protegerme de qué? Pasé el resto del día intentando sacar alguna conclusión, alguna respuesta, pero era imposible. Y en la noche tampoco dormí, así que al día siguiente parecía salida de una tumba. Gracias a dios era sábado y no teníamos que ir a clases. Me duché rápidamente y me puse un poco de antiojeras. Odiaba las bolsas que se formaban debajo de mis ojos cuando no dormía. Me vestí rápidamente {http://www.polyvore.com/cgi/set?id=95776038&.locale=es} y salí hacia la habitación de Dani. De alguna forma necesitaba distraerme, pero ella estaba bastante más distraída que yo. Estaba junto a Taylor en la puerta de su habitación. Gracias a dios no se estaban comiendo las bocas, pero poco les faltaba para ello, así que decidí no interrumpir y me marché de allí. Salí de la residencia y se me pasó por la cabeza ir a ver a alguien. Me adentré en la residencia de los chicos seguida por miles de miradas. Era normal que un chico entrara en nuestra residencia, pero nunca que una chica entrara en la suya. Subí hasta la segunda planta y llamé a la puerta numero 23. En ese piso estaban las habitaciones compartidas. Ash abrió la puerta lentamente mientras se me quedaba mirando.
- Necesito distracción y Dani esta con su nuevo amor.
Ash se rió y me dejó pasar. Su habitación estaba hecha un auténtico desastre, pero no importaba.
- ¡___! – Jordi vino a abrazarme rápidamente - ¡Que alegría verte por aquí!
- Que alegría me da a mi verte vivo – este rió - ¿Qué te ha pasado?
- Estaba malo
Me senté en la cama al lado de Jordi mientras Ash se sentaba en el sofá a jugar a la consola. Estos dos chicos eran tan diferentes y a la vez tan iguales. Ash era alto y muy ancho, de pelo castaño oscuro y ojos marrones. Su forma de vestir era muy despreocupada, siempre se ponía lo primero que veía y nunca se peinaba. Amaba llevar gorras y, en invierno, gorros de lana. Jordi en cambio era muy delgadito y no tan alto, se acercaba al 1’70 escasamente. Tenía el pelo rubio y los ojos miel. Su ropa era toda de marca y siempre iba bien conjuntado, a la vez que tardaba una eternidad en peinarse y estar listo. Pero los dos amaban el deporte, los videojuegos y las fiestas, y ninguno de los dos sabía lo que la palabra “orden” significaba.
- Bueno señorita – me sacó Jordi de mis pensamientos - ¿Para que has venido?
- Necesito distracciones y pensé en vosotros – miré a Ash y luego a Jordi de nuevo – Pero veo que tendría que haber pensado solo en ti.
- Lleva toda la mañana así. A mi me gusta también ese juego, pero lo suyo ya es locura.
- Necesito pasar el nivel como sea – dijo Ash sin dejar de mirar la pantalla – Así que dejar de cuchichear sobre mi.
Jordi me miró y empezó a hacer movimientos de locura refiriéndose a Ash. Pasé toda la mañana con ellos, eran un buen apoyo, o al menos una buena ayuda para dejar de pensar en todos los problemas que tenía.
- Y allí fue cuando mi prima agarró a Ash y lo tiró contra la tarta – me reí a carcajadas con la historia – Se que Ash amó ese cumpleaños.
- No sabes tu cuanto, pero se que tu prima amará cuando yo le devuelva la jugada.
- Que rencoroso – le dije mientras sacaba el móvil del bolsillo – Lo siento, un segundo.
Salí al pasillo y contesté a la llamada, era un número que yo no tenía guardado.
- ¿Hola?
- Hola linda, soy Mark.
- Ah, hola Mark, ¿necesitas algo?
- Bueno, quería decirte que te pasaré a buscar esta noche a las 9.
Mierda, es cierto. Hoy tenía una cita con él y se me había olvidado por completo. Entré en la habitación rápidamente.
- ¿A las 9? – agarré la muñeca de Jordi y miré la hora que era en su reloj. Las 16:30 – Vale, esta bien.
- Genial, hasta luego entonces.
Colgué y me tiré en la cama. No se si estaba en condiciones para salir ahora con nadie, y menos con él. Pero era la tercera vez que lo intentábamos, y no iba a volver a joderlo.
- Me tengo que ir
- ¿Con quien tienes una cita?
- Con Tyler – respondió Ash a la pregunta de Jordi – Esta loquita de amor.

Le lancé la almohada a Ash y salí de la habitación. De nuevo las miradas de todos los chico se quedaban en mi. Ni que nunca hubieran visto a una mujer caminar. Salí de la residencia de chicos y fui rápidamente a la mía. Hoy no iba a cagarla, no tenía que hacerlo.

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