Solo quedaban 10 minutos para que Mark pasara a recogerme.
No sabía donde íbamos a ir, lo único que me había aclarado era que tenía que ir
un poco formal, así que tuve que apañármelas con los pocos vestidos que tenía
para ir adecuada {http://www.polyvore.com/cgi/set?id=96166162&.locale=es}
Había decidido recogerme el pelo en un moño alto, dejando algunos mechones
sueltos, y un poco de maquillaje por la cara. No mucho, nunca pretendo
exagerar. Guardé todo en el bolso y me coloqué los zapatos al tiempo que
alguien llamaba a la puerta.
- Preciosa – Mark me cogió la mano haciéndome girar sobre
mi propio eje – O quizás esa palabra se quede escasa.
Sonreí tímidamente mientras cerraba la puerta de la
habitación. Mark había venido en su gran Audi plateado, el cual nos servía de
mucha ayuda ya que el lugar de la cita quedaba bastante lejos.
- ¿Qué es esto? – pregunté al bajar del auto.
Un edificio completamente blanco se alzaba delante nuestra.
No había ningún cartel que nos indicara que era, solo la fachada de este con
una puerta giratoria que daba al interior.
- Ya lo verás cuando entremos – entrelazó los dedos con los
míos mientras comenzábamos a andar – Seguro que te encantará.
Y así fue. El blanco de las paredes seguía apareciendo en el
interior de este, pero ahora estaban decoradas con miles de cuadros y
esculturas. No había mucha gente allí, pero se podía ver que toda era de un
clase bastantealta. Por ello me había pedido que viniera formal.
- Sabía que te gustaba el arte – dijo Mark mientras pasaba
su mano por mi cintura – Así que pensé en esto. No es una galería local, por lo
que solo saben que existe las personas más lujosas.
- Como tú.
- Como yo.
Pasamos horas allí dentro contemplando cada obra de la sala. Todas y cada una de ellas eran preciosas. Me asombraba como una sola
persona podía plasmar tanta belleza en un simple folio blanco o en un trozo de
barro. Escuché a Mark hablar con otra persona detrás de mí, pero no me
pretendía girar. Estaba absorta en uno de los cuadros más fascinantes que había
visto nunca.
- ___ - me llamó al poco rato – Ven, quiero presentarte.
Tarde unos segundos en darme la vuelta, y me arrepentí de
ello. Me acerqué a Mark con la copa de vino tinto temblándome entre las manos.
- Linda – pasó de nuevo la mano por mi cintura, mientras con
la otra sostenía su copa – Él es Christian, amigo de los últimos años de
instituto.
Señaló con la copa a un chico alto y corpulento, de pelo
corto castaño y ojos grisáceos. Le sonreí mientras inclinaba levemente mi
cabeza, al igual que él.
- Este es Tristan, compartimos varias clases en la
secundaria.
De nuevo guió la copa para pararse en un chico rubio de ojos
entre verdes y marrones. No era muy alto, estaría cerca del 1’75, pero tenía
mucha anchura. Le dediqué, al igual que al otro, una sonrisa, y este me
correspondió con otra.
- Y por último Greyson, el gran Chance.
Fue allí cuando se desmontó mi noche. Quería una cita
tranquila con Mark, olvidarme de todos los problemas y pasarlo bien, pero tenía
que aparecer él. Él con su enorme sonrisa de gratitud. Al parecer esta
situación le gustaba, mientras yo estaba deseando salir de allí corriendo.
- Sí, ya nos conocemos – habló él.
- ¿Sí? – asentí mientras Mark me miraba interrogante - ¿De
que?
- Greyson vino hace unos años de intercambio a mi escuela,
aunque nunca nos llevamos del todo bien.
Vi como quiso hablar, pero apretó la mandíbula y no dijo
nada. Su sonrisa había desaparecido durante unos segundos, pero no tardó mucho
en volver a su cara. Suspiré débilmente sin hacerme notar. Aún estaba a tiempo
de arreglar la noche, pero primero había algo de lo que tenía mucha curiosidad.
- ¿Y vosotros de que os conocéis?
- De hace mucho tiempo, quizá desde los 2 años – me respondió
Greyson.
Miré a Mark mientras este solo observaba al pecoso con una
gran sonrisa.
- O de antes - rió este.
- Como para acordarnos.
Greyson y Mark se echaron un par de risas.Estaba feliz de verle, ¿por qué? No tardó mucho en bajar la mirada hacia mi y asentir con entusiasmo.
- O de antes - rió este.
- Como para acordarnos.
Greyson y Mark se echaron un par de risas.Estaba feliz de verle, ¿por qué? No tardó mucho en bajar la mirada hacia mi y asentir con entusiasmo.
- Él es mi mejor amigo.
Mierda.
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