Una chica. Un chico. Diferentes paises. Ella es terca. Él es adorable. Miles de secretos y un solo problema. Ella tiene miedo al amor. Él quiere enamorarla.

martes, 3 de septiembre de 2013

Capitulo 9.




Solo quedaban 10 minutos para que Mark pasara a recogerme. No sabía donde íbamos a ir, lo único que me había aclarado era que tenía que ir un poco formal, así que tuve que apañármelas con los pocos vestidos que tenía para ir adecuada {http://www.polyvore.com/cgi/set?id=96166162&.locale=es} Había decidido recogerme el pelo en un moño alto, dejando algunos mechones sueltos, y un poco de maquillaje por la cara. No mucho, nunca pretendo exagerar. Guardé todo en el bolso y me coloqué los zapatos al tiempo que alguien llamaba a la puerta.
- Preciosa – Mark me cogió la mano haciéndome girar sobre mi propio eje – O quizás esa palabra se quede escasa.
Sonreí tímidamente mientras cerraba la puerta de la habitación. Mark había venido en su gran Audi plateado, el cual nos servía de mucha ayuda ya que el lugar de la cita quedaba bastante lejos.
- ¿Qué es esto? – pregunté al bajar del auto.
Un edificio completamente blanco se alzaba delante nuestra. No había ningún cartel que nos indicara que era, solo la fachada de este con una puerta giratoria que daba al interior.
- Ya lo verás cuando entremos – entrelazó los dedos con los míos mientras comenzábamos a andar – Seguro que te encantará.
Y así fue. El blanco de las paredes seguía apareciendo en el interior de este, pero ahora estaban decoradas con miles de cuadros y esculturas. No había mucha gente allí, pero se podía ver que toda era de un clase bastantealta. Por ello me había pedido que viniera formal.
- Sabía que te gustaba el arte – dijo Mark mientras pasaba su mano por mi cintura – Así que pensé en esto. No es una galería local, por lo que solo saben que existe las personas más lujosas.
- Como tú.
- Como yo.
Pasamos horas allí dentro contemplando cada obra de la sala. Todas y cada una de ellas eran preciosas. Me asombraba como una sola persona podía plasmar tanta belleza en un simple folio blanco o en un trozo de barro. Escuché a Mark hablar con otra persona detrás de mí, pero no me pretendía girar. Estaba absorta en uno de los cuadros más fascinantes que había visto nunca.
- ___ - me llamó al poco rato – Ven, quiero presentarte.
Tarde unos segundos en darme la vuelta, y me arrepentí de ello. Me acerqué a Mark con la copa de vino tinto temblándome entre las manos.
- Linda – pasó de nuevo la mano por mi cintura, mientras con la otra sostenía su copa – Él es Christian, amigo de los últimos años de instituto.
Señaló con la copa a un chico alto y corpulento, de pelo corto castaño y ojos grisáceos. Le sonreí mientras inclinaba levemente mi cabeza, al igual que él.
- Este es Tristan, compartimos varias clases en la secundaria.
De nuevo guió la copa para pararse en un chico rubio de ojos entre verdes y marrones. No era muy alto, estaría cerca del 1’75, pero tenía mucha anchura. Le dediqué, al igual que al otro, una sonrisa, y este me correspondió con otra.
- Y por último Greyson, el gran Chance.
Fue allí cuando se desmontó mi noche. Quería una cita tranquila con Mark, olvidarme de todos los problemas y pasarlo bien, pero tenía que aparecer él. Él con su enorme sonrisa de gratitud. Al parecer esta situación le gustaba, mientras yo estaba deseando salir de allí corriendo.
- Sí, ya nos conocemos – habló él.
- ¿Sí? – asentí mientras Mark me miraba interrogante - ¿De que?
- Greyson vino hace unos años de intercambio a mi escuela, aunque nunca nos llevamos del todo bien.
Vi como quiso hablar, pero apretó la mandíbula y no dijo nada. Su sonrisa había desaparecido durante unos segundos, pero no tardó mucho en volver a su cara. Suspiré débilmente sin hacerme notar. Aún estaba a tiempo de arreglar la noche, pero primero había algo de lo que tenía mucha curiosidad.
- ¿Y vosotros de que os conocéis?
- De hace mucho tiempo, quizá desde los 2 años – me respondió Greyson.
Miré a Mark mientras este solo observaba al pecoso con una gran sonrisa.
- O de antes - rió este.
- Como para acordarnos.
Greyson y Mark se echaron un par de risas.Estaba feliz de verle, ¿por qué? No tardó mucho en bajar la mirada hacia mi y asentir con entusiasmo.
- Él es mi mejor amigo.
Mierda.

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