Viernes por
fin. Noche de fiesta. Sábado de desmadre. Domingo de relajación. De nuevo me
despertó el idiota de mi hermano y, como siempre, hice mi rutina. Hoy Ele no
iba a venir al instituto ya que su madre había cogido el día de fiesta y quería
pasarlo con ella en no sé donde. Vi como subía el chico nuevo al bus una parada
después de la mía, pero esta vez no se sentó conmigo, sino con Jordan, otro
chico más de la pandilla de Austin. No estaban muy atrás mío, así que podía
escuchar sus risas, todas dirigidas hacia los “nerds”. No era de extrañar, siempre lo hacían.
Las clases
pasaron rápidas. Más de un profesor no había venido hoy así que más que dar clase,
la pasamos en el recreo. Ví al subir que el tal Greyson se había sentado otra
vez en mi sitio. ¿Qué pretendía este niño?
-Quítate
Me acerqué a
él a la vez que se lo repetía más de una vez. Él solo sonreía.
-¿Por qué?
-Es MI sitio
Remarqué la
palabra mi. Odiaba que la gente me cuestionara cuando sabían de sobras la
respuesta. Este solo se limitó a reir, reir mucho.
-¿De qué te
ries?
-De nada
Se levantó
para irse un par de asientos atrás mío, de nuevo se sentó con la panda de
idiotas del final.
Llegué a
casa y no había nadie. Mi hermano tenía un cumpleaños y creo que se quedaría a
dormir. Mi madre trabajaba de noche, por eso nunca la veía. Y mi padre, bueno,
mi padre estará por algún lugar de la tierra disfrutando de su “soltería”.
Ojala se pudra. Como dije antes, hoy era viernes de fiesta, así que subí a mi
habitación. Tiré la mochila encima de la cama y me metí a la ducha. Desde el
autobús tenía una duda. Bueno, no exactamente desde el autobús, si no desde que
el nuevo apareció. ¿Qué pretendía? A ver, nadie quiere hablar conmigo más que
Ele, Sofía y Mey, a menos de que estemos en el pub, que entonces es todo
diferente. Salí de la ducha aún con la duda. Creo que me durará hasta que se lo
pregunte a él mismo. Abrí mi armario en el mismo momento en que mi móvil empezó
a sonar.
-¿Alo?
-¡____! Soy
Mey
-¡Mey!, ¿qué
necesitas?
Mey es una
vieja amiga, tiene un año más que yo. Rubia de ojos café, es preciosa. Me
alegra mucho hablar con ella, siempre me anima y me ayuda en todo. Pero el
problema está en que no nos podemos ver entre semana, por eso es como mi “compañera
de fiesta”.
-Quedar y
salir. Despejarme.
Reí por su
comentario, según ella, siempre estaba estresada.
-Pues hoy es
viernes así que ponte guapa y a las 8 en el Discomovil.
-Perfecto.
Chau
-Chau
Dejé el móvil
encima de la mesilla para dirigirme de nuevo al armario. Ahora la que
necesitaba ayuda era yo. ¿Qué me podía poner? Empecé a sacar conjuntos del
armario hasta que opte por una falda de flores y una camisa rosa lisa {http://www.polyvore.com/cgi/set?id=69595343}
Quizás era un poco joven para vestir así, pero lo amaba. Eran las 7:30. Cogí el
bolso, el móvil, algo de dinero y salí de casa.
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