Una chica. Un chico. Diferentes paises. Ella es terca. Él es adorable. Miles de secretos y un solo problema. Ella tiene miedo al amor. Él quiere enamorarla.

martes, 5 de marzo de 2013

Capitulo 4.





-¡DESPIERTA! ¡VENGA VAMOS!
Me sobresalté al notara mi hermano saltando encima de mi cama gritando que me levantara. Era sábado por la mañana, ¿qué hacia este crio levantado a las 10? ¿Y por qué me despertaba a mi?
-Largo enano.
Tiré de la sábana para que saliera de mi cama, pero acabó cayendo encima de mí. Se empezó a reir y, aunque yo intentaba mantenerme seria, acabé riéndome junto a él. Lo odiaba, si, pero, al fin y al cavo, era mi hermano pequeño. Pasamos un tiempo riéndonos hasta que Joel se fue y me dijo que tenía que estar en media hora abajo. Me metí al baño para ducharme. Me dolía la cabeza del barullo de ayer por la noche en el Discomovil, pero fue genial. Saqué del armario lo primero que encontré {http://www.polyvore.com/cgi/set?id=69325389} y bajé corriendo las escaleras. Agarré un bollo de la cocina y me senté en el sofá del salón esperando que bajara mi madre mi hermano. Me mandaban levantar tan temprano para luego tardar más ellos. Escuché a mi madre bajando con mi hermano detrás murmurando no se qué cosas.
-¡Calla ya Joel!
-No sabe. ¿A dónde vamos mamá?
-Tenemos cena en casa de la abuela.
-¿¡Qué!?
Ahora ya sabía que tanto murmuraba mi hermano. ¡No podíamos ir a casa de esa mujer! ¡No, no, no! Era una resentida, no sabía hacer nada más que gritar y quejarse. Por todo. Y aún más por la ropa que llevabas. A Joel no le decía tanto, era un chico, normal que llevara deportivas y sudaderas anchas.
-¡No podemos ir mamá!
Iba gritándole mientras ella se metía en el coche y lo arrancaba. Mi hermano ya estaba dentro de él, solo faltaba yo.
-Tenemos que ir, lo siento.
Solté un bufido y subí en la parte trasera. La casa de la abuela quedaba a media hora de aquí, así que tenia media hora para tranquilizarme y pensar en las cosas indebidas que no debía hacer o decir delante de aquella mujer. Ella era como la típica bruja de todos los cuentos. Guapa y amable por fuera y una bestia por dentro.
Llegamos. Ya estaba harta de tener que venir tantas veces a verla. Bueno, solo veníamos una vez al mes, pero lo odiaba. Entramos a la enorme mansión. Nosotros viviendo en una pequeña casa que ya nos costaba bastante mantenerla y esto parecía más el palacio de una reina.
-¡Hija mia! ¡Niños! ¡Que alegría!
Me giré hacia esa voz. Una mujer de unos 60 años aparecía por detrás de la puerta de la gran cocina. Llevaba el pelo rubio recogido en un moño alto, unas pequeñas gafas negras y un vestido gris, casi blanco, algo más arriba de las rodillas.
-Aquí estamos de nuevo
Susurró mi hermano, a lo que yo reí.
-¿Cómo esta mi chico preferido?
Vi como Joel abría los ojos como platos al escuchar la palabra “preferido”. De nuevo comencé a reirme.
-¿Y la preciosidad de nieta que tengo?
-Creo que..
-¡Esta perfectamente mama!
Mi madre no me dejó responder. Hacía bien, no iba a ser muy buena la contestación que le diera.
Pasamos el día allí, mas o menos. Joel se pasó la mañana jugando con la Nintendo y la tardé salió a jugar al futbol con unos chabales de por allí. Yo me pasé todo el día enganchada al móvil. Tener internet era lo mejor que podía existir. Llegamos a casa a la 8:30 de la noche. Perfecto, había tirado a la basura un valioso sábado solo por estar con mi “querida” abuela. Me dediqué a pasar el rato en el ordenador hasta que me cansé y me fui a dormir. Quizás podría recuperar unas horas de sueño de ayer.

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