Una chica. Un chico. Diferentes paises. Ella es terca. Él es adorable. Miles de secretos y un solo problema. Ella tiene miedo al amor. Él quiere enamorarla.

sábado, 3 de agosto de 2013

Capitulo 2.




Iba acercándome a ellos poco a poco, me daba vergüenza  hablar con él, pero tenía que hacerlo. Hace un par de años nunca habría dicho que me daba vergüenza, simplemente me hubiera acercado a él y listo. O quizás no habría hecho falta hacerlo, ya que no habría pasado lo que pasó y no tendría porqué hablar con él. Pero las cosas cambian, igual que mi actitud. Ya no soy la misma chica de 16 años, ahora estoy por cumplir los 19 y quizás, solo a veces, vaya con más tranquilidad a hacer las cosas, con más calma y sutileza. Mientras me acercaba vi como uno de sus amigos me miraba y luego le avisaba a él, haciendo que se girara hacia mi. Me sonrió de lado para luego girarse de nuevo hacia su grupo.
- Id yendo vosotros  - les habló – Yo tengo que hacer una cosa.
Todos se marcharon dejándonos solos en la clase.
- Yo.. Esto, es por lo del otro día. Bueno.. Ya sabes.. – vi como se reía levemente y se apoyaba en la puerta. Suspiré jugando con las yemas de mis dedos y me obligué a hablar – Mira Mark, siento lo que pasó el otro día. No pude ir y se me olvidó avisarte, de verdad. Mar me necesitaba, estaba echa polvo, y luego llego Jordi pidiéndome los apuntes y no..
- Hey – me llamó la atención – No hace falta que me des explicaciones. Supuse que algo habría pasado.
- Es que.. – bajé la mirada hacia los pies – Es la segunda vez que pasa lo mismo, y todo por mi culpa. Lo siento.
Noté como ponía una de sus manos en mi mentón para hacer que le mirara. Tenía una perfecta sonrisa dibujada en la cara, y sus ojos azules hacían juego con su pelo castaño claro.
- Escúchame ___, no es tu culpa. Todos tenemos cosas que hacer, y tu más aun que tienes las pruebas – asentí levemente sin quitar la mirada de sus ojos - ¿Lo intentamos el próximo sábado?
- Lo intentamos  - sonreí.
Mark sonrió aun más para luego soltar mi mentón y agarrar su mochila, la cual estaba apoyada en la puerta.
- Perfecto entonces – se agachó para darme un cálido beso en la mejilla – Nos vemos.
Sonreí como una completa idiota. De verdad me encantaba. Era divertido, dulce, cariñoso, estaba mal de la cabeza y era increíblemente guapo.
- El Adonis ha vuelto a por su princesa.
Ignoré por completo lo que Dani acababa de decir y me puse a caminar hacia la siguiente clase: Literatura. No tardé mucho en verla de nuevo a mi lado.
- Venga, ¿me vas a decir que no habéis vuelto a quedar? – yo no respondí, solo sonreí de la misma manera idiota que antes - ¡Lo sabía, lo sabía! ¡Te encanta!
- Eso ya lo sabes Dani.
- Si, pero te conozco desde que empezaste a hacer las pruebas de aptitud hace casi 2 años y nunca te había visto tan “loca” – hizo comillas en la palabra - por un chico.
Me vino a la mente la imagen de Greyson. Claro que no, ella no me había visto nunca con él, así que el verme de esta manera es nuevo para ella. Me borré todos los pensamientos sobre él, nunca me hacían bien.
- Creo que nunca lo estuve –mentí - ¿Va a estar tu madre otra vez para las pruebas?
- Así es, punto positivo para ti.
Me reí. Era verdad, su madre me adoraba, así que si ella estaba allí tenía más posibilidades de ser aceptada. Entramos a clase al mismo tiempo que sonó el timbre y nos sentamos en la penúltima fila, teniendo detrás a un par de chicos del grupo de Mark. Todos los de su grupo me conocían, se sabían todo sobre mi. Aunque aquí todo el mundo sabe sobre todos los demás. Eso es lo malo de estar en una universidad con tan poca gente. La clase estuvo tranquila hasta mitad de esta. Teníamos que hacer un par de resúmenes, los cuales estaba haciendo, cuando vi  que una bola de papel me llegó por encima de la cabeza. Escuché unas risas del mismo lugar del cual provenía la bola y algunos susurros. Eran ellos. ¿Tan poco entretenidos estaban?
- ¿Qué es? – me susurró mi amiga
- Una bola de los idiotas de detrás – giré mi vista hacia ella – A saber que memeces dice.
- Pues descubrámoslo.
 Volví mi mirada hacia la bola y la abrí, dejando ya ver lo que ponía dentro.

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