Una chica. Un chico. Diferentes paises. Ella es terca. Él es adorable. Miles de secretos y un solo problema. Ella tiene miedo al amor. Él quiere enamorarla.

martes, 6 de agosto de 2013

Capitulo 3.




“Este sábado vas a hacer mucho ejercicio, ¿no, conejita?”
Volví a hacer una bola de papel y me giré hacia detrás.
- Primero, volvedme a llamar conejita y os tragáis las sillas de éste aula de una en una. Y segundo – di un fuerte golpe en su mesa dejando allí también la bola de papel – os importa una mierda lo que haga o deje de hacer yo el sábado. Igual que yo no digo nada sobre todas las putas a las que os tiráis, vosotros no os metáis en mi vida.
Volví a girarme y me disculpé, de mala gana, con el profesor, el cual se había quedado completamente atento a lo que pasaba en nuestra “conversación”. La clase terminó, pero yo me tuve que quedar a escuchar el sermón del profesor. Más de lo de siempre, que era una buena alumna y una señorita y que debía comportarme como tal.
- Espero que no vuelva a pasar.
Salí de clases rápidamente. Me molestaba muchísimo el que la gente se metiera en mi vida. Es mía, mis ocupaciones, de nadie más. Entré al comedor y agarré una manzana. No tenía hambre. Camine entre las mesas hasta llegar en la que estaban Dani, Ash y Anna, y me senté junto a esta última.
- Ya nos ha contado Dani lo que ha pasado en Literatura – dijo Anna
- ___ se revela – rió Ash
- Sabéis lo mucho que me molesta que se metan en mi vida – dije mientras mordía la manzana – Y más esos chulos putas.
Todos rieron con mi definición hacia ellos. Pasamos 5 minutos hablando sobre cosas nada interesantes cuando notamos que Mar estaba ya en nuestra mesa junto a un chico. El chico nuevo.
- Chicos, el es Leo – Mar se sentó justo en frente mía con Leo a su lado – Leo, ellos son mis amigos. Bueno, aun falta uno, mañana lo conocerás.
- Un gusto – dijo el chico sonriendo de medio lado.
Leo nos observo a todos de arriba abajo, quedándose más de la cuenta conmigo. Subió hasta mis ojos y se quedó unos segundos mirándome, hasta que desvió la mirada detrás mío.
- Parece que te tienen bien vigilada.
Giré lentamente mi cabeza para mirar a que se refería Leo. Como no, Mark. Él estaba sentado un par de mesas más atrás junto a sus amigos. Y era verdad, me estaba mirando. Le sonreí levemente cuando él me giño un ojo para luego volverse hacia sus amigos, igual que yo. Los 30 minutos que teníamos para el almuerzo se pasaron rápidamente. Ahora tenía clase de ética, pero el profesor no había asistido, así que teníamos una hora de completa libertad. Subí las escaleras hasta la biblioteca y salude a Marian. Ella tenía como unos 60 años y llevaba trabajando como encargada de la biblioteca de esta universidad toda su vida. Me adentré entre las miles de estanterías buscando el libro. Allí estaba, The Host. Pero, ¿por qué los que quiero siempre están arriba del todo? Arrastré la escalera hasta allí y subí hasta llegar al final de esta y conseguí alcanzar el libro.
- Cuidado cielo – escuché la voz de Marian debajo mio.
Bajé despacio por las escaleras hasta llegar al final.
- Siempre que busco un libro está arriba del todo, ¿cómo es eso?
- A mi no me lo preguntes – dijo ésta recogiendo un libro del suelo y dejándolo en su sitio – Yo solo reviso si se han devuelto los libros, no los coloco cariño.
Le sonreí afectívamente y me encaminé a sentarme en uno de los sillones que había allí. Amaba estar aquí, encerrarme del resto del mundo aunque solo fuera por una hora. Abrí el libro y me adentré en la vida de Melanie Stryder, olvidándome de todo. Los libros y el baile eran mi única escapatoria. Pensé que solo habían pasado unos minutos desde que había empezado a leer, cuando ya había tocado el timbre.
- Marian – llamé la atención de esta, la cual me miró con una sonrisa detrás del ordenador – Apúntame este, en menos que canta un gallo lo tienes de vuelta.
- Apuntado, y acuérdate que aún tienes por devolver el último de Fallen.
- No se me olvida, tranquila – dije mientras guardaba el libro en la mochila y me la colgaba al hombro – Adios
- Hasta luego, y suerte con las pruebas.
Le sonreí a la vez que me encaminaba a la siguiente clase: Arte.

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