Me senté en la silla dejando mi mochila encima de la mesa
mientras miraba a Ali.
-Entonces, ¿ha venido?
-Si, y me ha dicho que necesitaba hablar contigo
urgentemente.
Me apoyé en el respaldo de mi asiento inclinando la cabeza
hacia atrás. ¿Por qué ahora todo el mundo tenía que hablar conmigo? Asentí de
mala manera para que Alicia entendiera que hablaría con él, pero primero tenía
que encontrarlo. Eso sí, después de las clases. Pasé las dos horas revolviéndome
en la silla esperando a que la campana de final de clases se estropeara y nunca
sonara, pero no fue así. No quería verle porque sabía que lo iba a pagar todo
con él, aunque también tenía parte de la culpa de que yo estuviera de esta mala
gana con todo ser que me hablara.
-Hasta que te encuentro.
Se agachó para darme un beso en los labios, pero este acabó
en mi mejilla.
-¿Qué quieres Greyson?
-No quiero que sigas cabreada conmigo, por favor.
-Pues no hagas que me cabree. O mejor, deja de poner excusas
para todo.
Me crucé de brazos mientras Greyson revolvía su pelo.
-No eran excusas, pero de acuerdo, lo siento mucho.
-¡No quiero que lo digas solo para que deje de estarlo!
Escuché un suspiro de su parte mientras agarraba una de mis manos entre las suyas.
-De verdad lo siento, muchisimo ___, pero ahora quiero que me escuches, ___. Es importante.
Su cara estaba hecha polvo y eso me dolía. Lo que venía no
era nada bueno, lo sabía.
-Vuelvo a Estados Unidos.
Solté rápidamente mi mano de entre las suyas dejándola caer, junto a la otra a mis laterales mientras mi boca se abría
de par en par. Estaba en completo sock, él se iba. Mi Greyson se iba.
-No me puedo quedar más tiempo aquí, pero no quiero perderte
___. Si he estado tan distante ha sido
por eso, intentaba negociar el seguir aquí pero no pude. Tengo mucho que hacer
allí y..
-Te.. te vas.
Tragué saliva.
-Lo siento ___.
Greyson se acercó a mi dándome un cálido abrazo, uno que nunca
más iba a poder sentir. En cuanto reaccioné, subí mis manos hasta su pecho el cual nunca más iba a
volver a tocar, apartándome de él. Mis ojos ya estaban llorosos, rojos, al
igual que mi nariz. Me coloqué mi mochila para darme media vuelta y irme de
allí.
-Por favor ___, espera.
Me giré una última vez para gritarle algo que me dolió más a
mi que a él.
-¡Olvídate de mi! ¡Olvídate de todo lo que ocurrió! ¡YA NO
ES NADA!
¡¿QUIERES MORIR?! NO, NO, NO. ¿PERO ESTO QUÉ ES? NO PUEDE SER. *llora desconsoladamente*
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